El Tabernáculo: Descripción de sus Componentes
Part 1 of the Estudiando El Tabernáculo de la Biblia series
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El tabernáculo que Moisés y los hijos de Israel construyeron en el desierto por orden de Jehová era la morada de Dios en medio de su pueblo.
Ningún detalle de la ejecución quedó librado a la imaginación o la apreciación del hombre. Todo fue hecho según el pensamiento de Dios, a fin de que todo correspondiese a la santidad y a la majestad de su Persona. Moisés habla sido advertido divinamente, en Éxodo 25:40, cuyo pasaje es reproducido en Hebreos 8:5: "Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte".
Para facilitarnos la comprensión de ellas, un autor cristiano ha pintado una representación de las antiguas cosas visibles, ya desaparecidas desde hace mucho tiempo. Lo ha hecho sobre la base de las descripciones proporcionadas por la Biblia, plasmando las ilustraciones que contiene este folleto desplegable. El texto que las acompaña es también, parcialmente, del mimo autor. Ojalá que el gozo y la gratificación espiritual que este último disfrutó durante su trabajo sean también vuestros al aprovecharlo.
Esto era muy importante, pues el tabernáculo debía ser la figura exacta de las cosas que están en los cielos. Por eso el estudio de esas imágenes del Antiguo Testamento es una preciosa enseñanza y una fuente de bendiciones para nosotros, los creyentes, gente de la casa de Dios en la tierra actualmente.
Ese tabernáculo terrenal estaba formado por tres partes: el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo.
La descripción que de ellas nos da la Escritura comienza por el arca cual trono de Dios, ubicada en el lugar santísimo, seguidamente nos presenta el lugar santo y los objetos que se hallan en él, para terminar por el atrio, con el altar del holocausto.
Ése es el camino recorrido por nuestro adorable Salvador, Hijo de Dios, quien descendió de la gloria suprema y se humilló hasta la muerte y muerte de cruz, de la cual el altar de bronce es figura. Allí, en la cruz, vemos a Dios ejerciendo su justicia inexorable respecto del pecado y de los pecados que cometemos, pero al mismo tiempo le vemos como Dios salvador, lleno de gracia y amor, quien justifica por la sangre de la cruz a todo aquel que cree y recibe a Jesús como su Salvador personal.