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Causas y consecuencias geopolíticas de la primavera árabe

Luis Alberto Villamarin Pulido
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La Primavera rabe indic a los pueblos del Medio Oriente que si quieren progresar, deben hablar entre ellos, concretar pactos y acuerdos diplomticos, comerciales militares y culturales; y aprender a actuar juntos con base en objetivos comunes, algo que nunca antes han hecho, como demuestran sus guerras perdidas contra Israel.Se deduce as, que la crisis poltica desencadenada por las revueltas estimul la accin multilateral y dio luces para reavivar instituciones y proyectos de cooperacin e integracin regional, aunque no todos en la direccin ms conveniente, como demuestra la intervencin militar en Bahrin de los pases del Consejo de Cooperacin del Golfo (CCG) , encabezados por Arabia Saudita, para acallar protestas populares contra la dinasta Al Khalifa.En este caso, las monarquas petroleras encabezadas por la casa Al Saud de Riad, actuaron en marzo del 2011 de manera similar a los soviticos en la poca de la guerra fra, a partir del Pacto de Varsovia, al incursionar en la limitada soberana de los pases bajo la sombra de su seguridad, que en este caso, es una extensin de los intereses geoestratgicos de Estados Unidos en la regin.Tal lnea de conducta, aducida como respuesta a la amenaza nuclear iran, era exigida por las bases militares estadounidenses asentadas en la regin, incluido Bahrin, con la caracterstica agravante de la negacin de derechos civiles a la mayora chiita en este pequeo Estado.Las sangrientas guerras civiles en Libia y Siria, posteriores al complejo conflicto iraqu, proporcionaron las mayores oportunidades para la accin coordinada de los intereses geopolticos en el Medio Oriente. En Libia, la Liga rabe patrocin activar una zona de prohibicin de vuelos para proteger a los rebeldes de los ataques de Gadafi, aunque por claros intereses econmicos de Italia, Francia e Inglaterra, este control, muy pronto pas a manos europeas.En Siria, la Liga rabe ha liderado esfuerzos para la bsqueda pa-ra solucionar la crisis. Para el efecto, promueve la activacin de una fuerza de Naciones Unidas que detenga la carnicera de Bashar El Assad contra su propio pueblo.En contraste poltico, los principales impulsores de esta iniciativa son las petroleras monarquas contrarrevolucionarias, que apoyan la revolucin siria como parte de su guerra fra contra Irn, con el fin primordial de bloquear la unin chiita Irak-Irn.Sin proponrselo esta accin estimula la lucha independentista kurda, ayuda a Israel a combatir a los extremistas sunitas y coadyuva a la intencin geopoltica de Estados Unidos y la Unin Europea sobre el Medio Oriente, pero pone a Turqua que es aliado de Occidente a actuar como un obstculo a esta intencin geopoltica y estratgica.Entretanto, el Magreb parece estar empeado en un multilateralismo constructivo, estimulado por Tnez, cuyo presidente saliente, Moncef Marzuki realiz una gira por Marruecos, Mauritania y Argelia, para promover la Cumbre de la Unin del Magreb rabe, con el fin de resucitar esta organizacin nacida en 1988, pero sin efectividad hasta ahora. El objetivo inmediato es construir un espacio magreb con cinco libertades: de circulacin de personas, residencia, trabajo, inversin y participacin electoral.Este libro es un documento con amplia y suficiente informacin para expertos y legos en la materia, que por su contenido coadyuva a los lectores a comprender los fenmenos polticos, sociales, econmicos y culturales derivados del terrorismo ilsmico y las condi9ciones internas de la vida en el enigmtico mundo musulmn.Sin lugar a duras el Medio Oriente y el Norte de Africa no volvern aser igaulaes despus de las violentas protestas populares ocurridas en esa parte del planeta entre 2011 y 2013, cuando cayeron como castillos de naipes las dictaduras nacionalistas en Tunez, Libia y Egipto, y la juventud rabe exterioriz su rechazo a la pr

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