EBOOK

Aflicción

John Flavel
(0)

About

O el consejo de Cristo a una madre afligida que lamenta la muerte de su querido y único hijo; en el que se fijan debidamente los límites del dolor, se frenan los excesos, se responde a las súplicas comunes y se prescriben varias reglas para el apoyo de los afligidos por Dios.

Querido amigo,

El doble vínculo de la naturaleza y de la gracia, además de los muchos pasajes entrañables que durante tantos años han unido y pegado nuestros afectos tan íntimamente, no pueden sino suscitar en mí una tierna simpatía hacia ti en todas tus aflicciones, y hacerme decir de cada aflicción que te acontece, La mitad es mía. Me parece que ocurre con nuestros afectos como con las cuerdas de los instrumentos musicales colocadas exactamente a la misma altura, si se toca una, la otra tiembla, aunque esté a cierta distancia.

Nuestros afectos son uno, y así también han sido en gran medida nuestras aflicciones. No puedes olvidar que en los últimos años, el Todopoderoso visitó mi hogar con la vara, y en un año cortó de él la raíz, y la rama, la tierna madre, y el único hijo. Cuáles fueron los efectos de esos golpes, o más bien de mis propias pasiones no mortificadas, los he sentido, y tú y otros los han oído. Ciertamente, yo era como un buey desacostumbrado al yugo. Sí, puedo decir con ellos, Lamentaciones 3:19, 20: "Recordando mi aflicción y mi miseria, el ajenjo y la hiel, mi alma los tiene aún en memoria, y se humilla dentro de mí".

No me atrevo a decir que alguna vez sentí que mi corazón se levantaba e hinchaba contra Dios; no, todavía podía justificarlo, cuando más sensiblemente me dolía su mano. Si me hubiera sumergido en un mar de dolor, podría decir que en todo ese mar de dolor no hay ni una gota de injusticia. Pero fue el sobrecalentamiento y la sobreactuación de mis afectos y pasiones, no mortificados, lo que causó tan tristes impresiones en mi cuerpo, y me sumió en aquellas destemplanzas que pronto me amargaron todos los consuelos que me quedaban.

Fue mi más ferviente deseo, tan pronto como tuve fuerzas y oportunidad para tan gran viaje, visitaros, para que así, si el Señor quería, pudiera refrescarme y ser refrescado por vosotros, después de todos mis tristes y desconsolados días. Y no puede usted imaginarse la satisfacción y el placer que proyecté en esa visita; pero resultó para nosotros, como todos los demás consuelos de la misma clase, más en la expectativa que en la fructificación.

Related Subjects

Artists