AUDIOBOOK

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A medida que se multiplicaban los grupos de A.A., tambin se multiplicaban los problemas de anonimato. Entusiasmados por la recuperacin espectacular de un hermano alcohlico, a veces hablbamos abiertamente de los detalles ntimos y angustiosos de su caso, detalles que estaban destinados nicamente para los odos de su padrino. Entonces, la vctima agraviada deca, con razn, que habamos traicionado su confi anza. Estos episodios, cuando empezaron a circular fuera de A.A., provocaron una gran falta de confi anza en nuestra promesa de anonimato. Incluso hacan que a menudo la gente se alejara de nosotros. Claramente, el nombrey tambin la historiade cada miembro de A.A. tena que ser confi dencial, si l as lo deseaba. Esta fue nuestra primera leccin en la aplicacin prctica del anonimato. No obstante, a algunos de nuestros principiantes, con su tpica intemperancia, no les importaba en absoluto la confi dencialidad. Queran proclamar a los cuatro vientos que eran miembros de A.A., y as lo hicieron. Los alcohlicos apenas desintoxicados iban corriendo enardecidos por todas partes, enganchando a cualquiera que les escuchara contar sus historias. Otros se precipitaban a colocarse delante de los micrfonos y las cmaras. A veces, se emborrachaban estrepitosamente, poniendo a sus grupos en un gran aprieto Pasaron de ser miembros de A.A. a ser fanfarrones de A.A.